Capítulo 855 Sincerándonos
Tuve que tomar grandes sorbos de agua y bocanadas de aire para poder tranquilizarme. Una vez logré calmar mi corazón agitado, me giré con mucha rigidez para ver a Álvaro. —¿Está muerta? —le pregunté y él me abrazó con más fuerza.
—Sí. Tú estás bien. Estoy contigo; ya estás bien.
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