Capítulo 866 ¿Qué deberíamos jugar?
Después de llegar al hotel y asearme, caí rendida en la enorme cama. Cuando desperté, ya había anochecido y me di cuenta de que Álvaro no se encontraba en la habitación. Le llamé por teléfono, aún acostada en la cama. En cuanto la línea conectó, me preguntó: —¿Ya estás despierta?
Le confirme. —¿En dónde estás?
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