Capítulo 90 Una vida amarga
Álvaro asintió y a pesar de que solo habían pasado un par de horas, parecía que había envejecido unos cuantos años. Por otro lado, me sentía tan cansada por haber sido llevada al hospital que pronto me quedé dormida. A la mañana siguiente, me desperté porque se escuchaba mucha conmoción y dentro de mi habitación, estaba una enfermera cambiándome el catéter, me di un leve masaje en las sienes y pregunté:
—¿Quién está discutiendo afuera?
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