Capítulo 867 De verdad te subestimé
—¡Demonios! ¿Estás presumiendo tu fortuna? —Homero casi maldecía. Levantó su mano y puso tres cartas boca abajo en la mesa, entonces miró a Álvaro. —Ve. Yo acompañaré a tu esposa. ¡Te prometo que la cuidaré bien!
Álvaro sonrió suavemente y me besó en la mejilla antes de decir: —Adelántate y juega. Regresaré pronto. —Asentí a manera de respuesta. Aunque estaba tentada a preguntarle con qué estaba ocupado, mejor me detuve. Cuando Álvaro salió de la habitación, Homero me observó sonriendo.
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