Capítulo 1687 Una manta húmeda
Rogelio Montes se notaba avergonzado.
—El señor Ayala tiene razón —dijo —mi empresa ya estaba en problemas y, aunque no hubiera sido adquirida por el Corporativo Ayala, estoy seguro de que otra lo habría hecho, la culpa de todo fue mía, no administré mi negocio como correspondía, pero en aquel momento no me di cuenta y cometí un error del que, hasta el día de hoy, me siento arrepentido. —Cayó de rodillas frente a mí con una expresión de desesperación y remordimiento—¡Señora Ayala, le pido que me perdone por lo que hice en aquel entonces! Haré lo que quiera, pero por favor, no le haga nada a mi familia, se lo suplico.
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