Capítulo 1129 Carta de autorización
Decidí no responderle, el llanto ya me había dejado los ojos cansados y luego de un rato me quedé profundamente dormida. Entonces, tuve un sueño:
En él, Javier, Mayra y yo estábamos en la escuela, nos sentamos bajó la sombra de un árbol y mirábamos como otros niños jugaban en el patio con algunos grillos; entonces, Mayra se les unió y se convirtió en la líder, como la intrépida que era, mientras que Javier también entraba al juego como un valiente gladiador que aunque estuviera sangrando de la cabeza, no lloraba ni mostraba su debilidad.
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