Capítulo 1616 Amor no correspondido
Sin que el propio Antonio lo supiera, y con su inmadurez de niño, estaba defendiendo a Celeste, pero a pesar de ello, me mantuve sonriente con él y no le di importancia a su comportamiento. Luego, Celeste le dio una leve palmadita en la espalda y señaló a la puerta que estaba a un costado.
—Puedes entrar, está adentro; yo me quedaré aquí.
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