Capítulo 51 Sangre
Tal vez por mi conciencia culpable, me quedé paralizada. Al sentirme así, Álvaro se volvió más cauteloso. Después de escuchar esa grabación con Rebeca, comencé a resistirme ante él. Volteó a verme, pero... Luego de un largo tiempo, salió de la cama y se puso su pijama. Se fue al balcón y se quedó ahí para fumar. Mientras seguía acostada, tuve un presentimiento misterioso deslizándose en mi corazón. Seguí su ejemplo y me acerqué a él. Lo abracé y presioné mi cuerpo contra su espalda.
—Vayamos al baño y volvamos a intentarlo. —Pude sentir como se puso tenso y apagó su cigarrillo. Se dio la vuelta y con algo de hostilidad en su voz, preguntó:
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