Capítulo 1684 La moneda de la suerte

Dado que le había dicho a mi hija que podía tomarse un tiempo para pensar las cosas, no podía presionarla para que regresara a casa sin romper mi promesa, pero para mí fortuna, tenía a Josué, quien me contaba todo lo que podía sobre ella; me había dicho que Marisol estaba relativamente bien, por lo que mis preocupaciones poco a poco disminuyeron.   Llegó la Nochevieja y la ciudad se llenó de luces y colores festivos; Andrea y Alejandro decoraron la casa con globos y letreros, lo que me hacía pensar en lo bonito que sería que Marisol estuviera aquí para celebrar el año nuevo con nosotros. Así mismo, nuestra pequeña Andrea notó la ausencia de su hermana cuando se llegó la hora de la cena, a pesar de que no era raro que Marisol llegara tarde, la niña recordó que no la había visto en varios días, por lo que preguntó: