Capítulo 787 Aún no llega
Salí en silencio de la habitación y me dirigí a la de Álvaro. La puerta estaba abierta de par en par y su cama ya estaba tendida, además de que no había señales del hombre. Bajé y vi a una de las cuidadoras preparando el desayuno en la cocina. Me miró al escuchar mis pasos. —Señora Arias, ya se despertó. El desayuno está listo y servido. Ya puede sentarse a comer.
Asentí y al no ver a nadie más, pregunté:
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