Capítulo 987 La novia desdichada
Con miedo, el resto de las pequeñas se mantuvieron a un lado mientras Rodrigo entraba a la casa, después, continuaron ayudando a su madre en la cocina; a partir de ese momento podía imaginar cómo terminarían esas niñas: serían Luisa. Pero tampoco soy una santa y aunque pudiera ayudar a Luisa, no podría con el resto de las niñas.
Las pocas familias que había en el pueblo acudieron a la casa y había dos platillos diferentes para comer: pastel de carne y papas y ensalada césar. Dado que no había suficientes sillas, los invitados se turnaban los lugares para poder sentarse a comer en las mesas, luego de un rato las mujeres se reunieron en un rincón para hablar mientras cuidaban a sus hijos.
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