Javier y Cecilia habían venido ellos mismos a recoger a Nahuel al colegio, pero no esperaban encontrarse con miembros de la Familia Martínez a mitad de camino. No pensaban encontrárselos tan pronto, pero las palabras de Antonio y la Señora Martínez eran solo ¡demasiado repugnantes!
Si Javier no los hubiera escuchado hablar de quitarle el oxígeno con sus propias orejas hacia atrás cuando estaba acostado en su lecho de enfermo, ¡Cecilia no se habría atrevido a creer que hubiera padres que hicieran eso a sus hijos biológicos!
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