Alguien por fin escuchó los gritos agónicos de Karina y la llevó al hospital. La pobre tenía las piernas rotas de nuevo, la cara hinchada y los dientes delanteros rotos por la paliza.
Al otro lado, Sofía llevaba con gusto su bolsa y fue a recoger a Nahuel. Vio a Camilo Correa cuando iba de camino, así que lo saludó de forma casual.
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