A medida que la conversación se iba apagando, todos sacaban sus teléfonos para comprobar cómo estaban sus caracoles; podía haber salido a explorar o estaba comiendo o leyendo un libro en casa. El juego no tenía nada de especial, pero a todo el mundo le gustaba jugarlo.
La fiesta duró hasta las 10 de la noche. Sofía los acompañó a la salida porque había tomado demasiados cacahuetes y quería dar un paseo para digerir la comida antes de volver a casa. Después de una lluvia primaveral, el aire de Ciudad Bahía del Sur le pareció refrescante mientras paseaba por el barrio.
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