Sofía pulsó el timbre unas cuantas veces antes de que la puerta se abriera automáticamente. Empujando la puerta principal, entró en el patio delantero de Lorenzo. Las ventanas francesas estaban oscuras y sombrías, como si no hubiera nadie en casa. Pero tras dar un par de pasos, la casa se iluminó y Lorenzo salió de su cuarto de trabajo.
Abrió la puerta para dejarla entrar.
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