Aiden se agarró la cabeza y repitió las mismas palabras. "¡Ten piedad de mí! ¡Yo tampoco sé qué está pasando! ¡Yo mismo les entregué el cuerpo! ¡No sé nada más!"
Sofía sabía que estaba mintiendo. Al ver las cicatrices de las agujas en sus brazos, ella tuvo una idea de inmediato. Pronto, Roger trajo algunos objetos y los colocó frente a Aiden. Al ver esos objetos, Aiden gritó como una banshee. Era su sangre vital: heroína.
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