Para decepción de la multitud, Sofía se negó a hacer ningún movimiento. Se paró frente a la entrada del hotel junto con su grupo de hombres e impidió que Nadia saliera, pero no inició una pelea. Su fría mirada se clavó en la mujer mientras se interponía en el camino de los adúlteros.
Las miradas esperanzadas y excitadas del público casi quemaron la camiseta de Sofía, pero ésta se negó a hacer nada incluso después de unos minutos de permanecer inmóvil y mirando fijo a Nadia.
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