Mirando a Miguel con los ojos muy abiertos, Sofía se relamió los labios de forma inconsciente mientras imaginaba en su cabeza dos versiones de sí misma luchando entre sí.
Una de las dos versiones golpeaba a la otra con fuerza en el pecho como un tigre feroz antes de tirarse encima de esta última. «¡Sólo bésalo! Es tu marido, no es ilegal besar a tu propio marido».
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