Después de que Miguel y Sofía contemplaran la aurora boreal durante un rato, Sofía cambió el modo a las profundidades marinas, donde el mar estaba todo negro y había animales brillantes nadando. De repente, un feroz tiburón salió corriendo. Sofía saltó asustada e de forma inconsciente corrió a los brazos de Miguel. Se rio con ganas mientras la abrazaba con fuerza.
Mañana sería un gran día para Sofía. Estaba tan nerviosa que no podía dormir, así que paso por diferentes modos: el mar profundo, la selva tropical, el desierto... Ya era la una de la madrugada y seguía sin poder dormir. Sofía tenía los ojos desorbitados mientras se frotaba contra Miguel.
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