Resultó que antes, Sofía había entregado un montón de documentos al vicerrector, que acabó por enterarse de que el posteo que calumniaba a la Universidad de Bahía lo había hecho la empresa de Ricardo. También lo había hecho su equipo, que había difundido a propósito el rumor.
Ricardo supo que todo había quedado al descubierto en el momento en que recibió la llamada del vicerrector. Aunque intentara explicar que fue Leila quien lo había publicado, sería inútil hacerlo. Tenía que asumir la culpa de todo.
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