Cooper nunca había imaginado que Jordan llevaría a cabo un movimiento tan despiadado y malicioso. Abrazó a su hija desesperadamente, como si ni siquiera la muerte pudiera separarlos.
Una vez la encontró tendida en el suelo árido fuera de Michel Town como un cuerpo sin vida. La salvó y la vio quedarse a su lado, activa y adorable, lo cual le había dado una inmensa sensación de satisfacción y felicidad. Sin embargo, nunca había pensado que justo después de enviar a un niño a ser congelado, tendría que ver cómo otro niño moría ante sus ojos. Se contuvo las lágrimas. No, no puedo permitir que Sophia muera.
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