Todos asintieron antes de saltar al río. Una alumna que sabía nadar, guió a otra que no sabía a través del río. Pronto, cuando llegaron a la orilla opuesta, Sofía tomó nota del recuento y se aseguró de que todos estaban allí. Arrastró a Julieta -que no sabía nadar- junto a ella, y acabó tragando varios bocados de agua por accidente, por lo que se atragantó mientras decía:
—¿Ven? Todos lo han conseguido. Busquemos tiempo esta noche para que todos aprendan a nadar.
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