—Ya que te niegas a llamarme «papá», quizás puedas llamarme «viejo lobo». —Enrique trató de llegar a un acuerdo.
Al fin y al cabo, estas jóvenes habían cambiado sus requisitos de pareja. Antes, preferían hombres jóvenes pero maduros. Hoy en día, preferían hombres guapos pero pegajosos y más jóvenes que ellas, que pudieran proporcionarles una sensación de seguridad. Se referían a los hombres así como «jóvenes lobos». Reconociendo que tal vez era demasiado viejo para ser incluido en esa categoría, Enrique supuso que aún podía ser un viejo pero fuerte «Viejo Lobo».
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread