"¡Stan!" Celso corrió hacia Sergio Flechaley. Nunca antes había visto a Sergio Flechaley en un estado así. En este momento, Sergio Flechaley parecía una hoja afilada como una navaja que había sido desenvainada, manchada de sangre seca.
Caminando junto a Sergio Flechaley estaba Miguel, quien, a diferencia de su habitual calma, ahora ardía de rabia.
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