Nadie esperaba que los dos ídolos vinieran aquí, así que todo el teatro se llenó de gritos de sorpresa, y no paraban.
Los gritos se prolongaron durante un buen rato antes de que el presentador pusiera el micrófono en la mano de Enzo. De repente, el público se quedó en silencio mientras esperaba en silencio que su ídolo hablara.
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