Pronto, su coche llegó a la sala de conciertos donde se celebraba el concierto de piano de Nadia.
No hacía falta decir que Nadia elegiría la sala de conciertos más sofisticada y distinguida de la Ciudad de Bahía, porque los invitados a su concierto eran todos peces gordos. Se había colocado una alfombra roja frente a la entrada principal de la sala de conciertos y había algunos reporteros parados para tomar fotos.
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