Leila sintió que su mundo se derrumbaba a su alrededor mientras miraba a Ricardo con cara de incredulidad. Sin embargo, él no mostraba ni culpabilidad ni ninguna expresión inusual en su rostro: actuaba como si estuviera hablando de algo insignificante. Sin esperar a que ella respondiera, le entregó una bolsa con un vestido de noche escotado y un conjunto de lencería sexy. Luego, le dijo sin expresión alguna:
—Te he traído una muda de ropa de casa. Además, al Sr. Méndez no le gusta usar protección, así que te he preparado una píldora del día después. Toma; llévate estos 10.000 dólares. ¿Por qué no lo usas para arreglarte el pelo? Si cuidas bien al Sr. Méndez, te conseguirá más espacios para proyectar películas. No te preocupes, siempre serás mi amada esposa. Olvidaré este incidente. Todavía tenemos un largo futuro por delante.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread