—Me estás tomando el pelo, ¿verdad? ¿Chu Tianfan? ¡Que te jodan!
Aunque habían pasado muchos años, los guardias de la Secta Chu todavía saltaron un poco cuando escucharon el nombre. No importaba que supieran que la otra parte estaba mintiendo, el miedo a Chu Tianfan les había calado hasta los huesos.
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