Cuando Ye Fan dirigía a los Cuatro Asesinos de Dragones en su último entrenamiento intensivo, el lejano Monte Chumen estaba en paz. Ya era de noche. La débil luz de la luna caía en cascada sobre la antigua puerta. De vez en cuando, los guardias del turno de noche patrullaban alrededor de la puerta.
—¿No crees que la familia Chu ha ofendido a alguien? Antes, su anterior patriarca había desaparecido de forma misteriosa. Ahora que el nuevo patriarca acaba de ocupar su lugar, parece que se enfrentan a un sinfín de obstáculos. —Uno de los guardias señaló desconcertado.
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