—Eso no es cierto. Conozco bien la personalidad de mi hijo. Nunca haría algo así —defendió Ye Xi-Mei con el rostro pálido al ver que todos condenaban a su hijo.
—Xi-Mei, ¿cómo puedes defender a ese terrible hijo tuyo a estas alturas? Ha acabado siendo un vividor porque le consientes demasiado. Si no me crees, pregúntale tú misma. Pregúntale si la familia Ye se encontró con tal catástrofe por su culpa. Pregúntale si se quedó al margen y vio cómo nos daban una paliza —insistió Ye Ya a Ye Xi-Mei con desprecio, y con una expresión desagradable en su rostro.
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