—¿Qué estabas pensando? Di algo —dijo el dueño de la casa del té aterrorizado.
—¿Decir algo? ¿Qué más se atrevería a decir ahora? Debe estar petrificado ya que no respondió después de que lo llamaron a gritos durante tanto tiempo, ¿verdad? —dijo alguien asqueado con desprecio brotando de sus ojos.
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