»Pero qué lástima, Mu-Cheng, tú te casaste con ese cobarde inútil. Parece que nunca caminarás con la cabeza en alto por el resto de tu vida —se rió Qiu Mu-Qi con alegría.
Su Qian apretó los dientes con ira, odiaba esa expresión alegre en los rostros de personas despreciables como Qiu Mu-Qi. Pero no había forma de que pudiera argumentar, ya que todo lo que dijo Qiu Mu-Qi era cierto. Mientras Qiu Mu-Cheng se negara a divorciarse de Ye Fan, ese matrimonio siempre sería un insulto que Qiu Mu-Cheng no podría evitar escuchar.
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