Capítulo 1 Siguen siendo inferiores
—Joven Amo Fan, ya han pasado diez años. Es hora de dejar los rencores que tenía en el pasado. Vaya a casa, por favor. Su padre, su abuelo y sus hermanos lo están esperando. Sobre su matrimonio, tiene que ver con el honor de nuestra familia. Después de que regrese, vamos a seleccionar a la mujer más hermosa y adecuada para ser su esposa y la nuera de la Familia Chu. Qiu Mu-Cheng de la Familia Qiu no es digna de tenerlo ni a usted ni a su familia.
Parado cerca del foso de Ciudad Yunzhou, un hombre con grandes ojeras intentaba persuadir a Ye Fan de manera formal. Comparado con los demás frente a él, la ropa de Ye Fan parecía ordinaria y desgastada.
—Sí, han pasado diez años. Después de todo ese tiempo, un perro ya se consideraría viejo. Pero la familia de la que hablas no ha cambiado ni un poco —se rio con desaprobación de sí mismo, con una pizca de ira en sus ojos—. Mis padres se arrodillaron ante las puertas de la Familia Chu hace diez años. En aquel entonces les dijeron a mis padres que mi madre era una plebeya de lo más básica, que no era digna de la Familia Chu y no era adecuada para ser su nuera. Yo nací de la plebeya de la que hablaba esa familia. Sin piedad, nos echaron de la familia a mi madre y a mí. Tuvimos que vivir en la calle. Hasta que me casé con la Familia Qiu, donde he tenido que aguantar muchas humillaciones.
»¿Cuándo les importó un carajo mi madre y yo en los últimos diez años? Con unas pocas palabras, esperas que olvide este rencor y la humillación que sufrió ella y que regrese contigo para continuar el linaje familiar de los Chu. ¿Crees que eso es posible?
»Regresa y dile a la familia que mi apellido no es Chu, es Ye. Y dile al inútil de mi padre que no es digno de tener a mi madre ni de ser mi padre.
Ye Fan odiaba con todas sus fuerzas a esa familia de corazón frío. Pero odiaba más el debilucho de su padre. Si en aquel entonces, su padre hubiese tenido más agallas, él no hubiera pasado por tantas humillaciones con su madre. Muchas veces había deseado que su padre los protegiera a él y a su madre. Pero su padre siempre cedía y elegía estar del lado de su familia. Aun cuando la Familia Chu echó a madre e hijo a la calle, su padre solo fue capaz de observar con temor. Delante de la familia, no se atrevía a hablar ni a tomar represalias. Solo se quedaba mirando cómo sufrían por la humillación su esposa e hijo. Odiaba a su padre desde el fondo de su corazón.
—Joven Amo Fan, considérelo con cuidado por favor. Debe entender lo que está rechazando. Son riquezas comparables a los fondos de una nación y suficiente poder para despreciar a todos los demás. Si usted regresa, en diez años más tendrá la oportunidad de convertirse en la cabeza de la familia —le dijo el viejo, que aún trataba de persuadirlo. Pero él ya se había dado la media vuelta.
—¿Y qué? —preguntó con una burla Ye Fan— Aunque me entregues el mundo entero, ellos seguirían siendo inferiores al polvo en el suelo.
Habló con firmeza y sus palabras resonaron como una piedra golpeando el piso. Ye Fan se fue, dejando atrás una multitud silenciada por la conmoción. Después de un buen rato, alguien a un lado del lago, bostezó. Un hombre de mediana edad observó a Ye Fan desde lejos con remordimiento en su corazón y sintiendo que tenía una gran deuda con él.
«Fan, ¡eres aún más prometedor que tu padre!», pensó el hombre y sonrió aun cuando las lágrimas se desplegaban desde sus ojos.
Con los ojos enrojecidos por el llanto, Ye Fan anduvo por las calles de Yunzhou. Después de tantos años de aguantar humillaciones, él pensaba que ya nada más le podría afectar. Pero fue la aparición de la Familia Chu lo que le molestó, solo era un joven de apenas veinte y tantos. Pero la vida debía continuar. Así que Ye Fan se compuso y deprisa se dirigió a la casa de la Familia Qiu.
La Familia Qiu era considerada como una familia con algo de prestigio en Yunzhou, una ciudad de tercer nivel. Pero tres años antes subieron a la fama a causa de un escándalo. Qiu Mu-Cheng, la más hermosa de las hijas de la Familia Qiu, se enganchó a un bueno para nada, y hasta dejó que se casara con ella para ingresar su familia. Este incidente provoco conmoción en toda la ciudad y convirtió a la Familia Qiu en un hazmerreír.
Ye Fan supo la verdad detrás de esto después de estar casado medio año. En aquel entonces, la familia de Qiu Mu-Cheng cometió un grave error que causó grandes pérdidas a todos del Grupo Qiu. En un ataque de rabia, el líder del Grupo Qiu impuso un castigo a la familia directa de Mu-Cheng, por lo cual fue obligada a casarse con una basura. Fue como una advertencia para los demás miembros de la familia. Y Ye Fan, siendo el personaje principal en este incidente, perdió todo el respeto de los hombres y, de igual manera, de las mujeres Qiu. Se convirtió en un chiste, un objeto de burla de quien hablar durante la cena. De repente, el celular de Ye Fan sonó. La llamada era de Qiu Mu-Cheng, su esposa por obligación.
—¿Dónde estás? Regresa ya. No tenemos tiempo para estarte esperando —dijo ella. Su tono de voz fue frío y autoritario, como si le estuviera dando una orden. Ya había pasado tres años. Ye Fan estaba acostumbrado a esto. Después de colgar la llamada, se dirigió de inmediato a la casa de la Familia Qiu.
Ese día era la fiesta de compromiso de la prima de Mu-Cheng. El líder de la Familia Qiu había tenido cinco hijos y una hija. El padre de Mu-Cheng era el tercer hijo mayor. La hija del cuarto hijo mayor se comprometía ese día, así que, naturalmente Mu-Cheng tenía que asistir al evento con su familia.
—Lo siento Mu-Cheng. Me entretuve con unos asuntos que tenía que atender.
Ye Fan llegó justo a tiempo gracias a que se había apresurado mucho. Cuando llegó, la multitud de invitados estaban reunidos en la entrada. La escena estaba bastante avivada. Pero era fácil identificar a Qiu Mu-Cheng entre la multitud debido a su sobresaliente apariencia y figura.
—¿Asuntos que atender? ¿Una basura como tu tenía asuntos que atender? Día tras día, sigues perdiendo el tiempo. Mi Mu-Cheng fue retrasada por un caso perdido como tú —al verlo, una mujer fue incapaz de ocultar su disgusto por él y comenzó a regañarlo severamente. Y después de ver lo que él traía puesto se enojó aún más—. ¿Acaso eres idiota? ¿No sabes que se celebra hoy? Aun así, traes ropa que está vieja y desgastada. ¿Quieres humillar a nuestra Mu-Cheng?
La señora estaba furiosa y deseaba poder darle unas buenas patadas. Parado junto a ella, un hombre de mediana edad observaba a Ye Fan con asco. Su mirada de desprecio se complementaba con la clara muestra de repugnancia de la dama.
Por otra parte, Qiu Mu-Cheng estaba calmada, y respondió con calidez:
—Está bien, mamá. Solo deja de hablar —dijo ella como si ya estuviera acostumbrada a que Ye Fan la avergonzara.
—¿Por qué debo quedarme callada? Mu-Cheng, este pedazo de basura lo hizo a propósito. Se vistió como un pobre de manera deliberada para avergonzar a nuestra familia. Los dioses lo han de haber mandado para atormentarnos —gritaba con furia la madre de Mu-Cheng, Han Li, y sus ojos estaban llenos de rabia.
Durante los último tres años, ella había acumulado muchos agravios por culpa de Ye Fan.
—¡Ya basta! —interrumpió Mu-Cheng con un grito— Mamá, ¿cuánto tiempo vas a seguir con eso? Está bien cuando lo regañas en la casa, pero ¿no te das cuenta de que me estas avergonzando al hacerlo en público? Aparte ¿le hemos comprado ropa buena desde que se casó conmigo y se vino a vivir con nosotros? Quieres que se vista de buena manera, pero ¿tiene algo bueno que ponerse?
Qiu Mu-Cheng intentaba mantenerse calmada, pero Ye Fan se dio cuenta que sus ojos estaban rojos. Nadie sabía por qué tipo de humillación y agravio tuvo que pasar esta familia durante estos últimos años. Después de que su hija explotara, Han Li dejó de hablar y después de frotarse los ojos, se dio la vuelta para dirigirse a la casa. Ye Fan tampoco tenía nada que decir, y siguió a la familia de Mu-Cheng.
Dentro de la casa de la familia, había una atmósfera festiva. En ese momento, el tío de Mu-Cheng estaba parado en la puerta, dándole la bienvenida a los invitados junto con su familia.
—Jaja, su cuñada se ve cada vez más hermosa, ¿no? Estoy muy feliz de que hayan venido, no hace falta obsequiar nada. Es un honor tu presencia. Estamos en tiempos festejo, es demasiado dinero. No…no puedo aceptar esto… Bueno, lo aceptaremos. La próxima vez, nos tienen que invitar a la boda de su hijo. Ying-Ying rápido, ven a darle las gracias a tus tíos.
La tía de Mu-Cheng, Wang Qiao-Yu, aceptó el regalo cálidamente y le ordenó a su hija, Qiu Mu-Ying, que saludara a sus parientes. Después de unos dulces saludos, Wang Qiao-Yu guio a sus invitados con atención hacia sus mesas en el salón.
—Felicidades Qiao-Yu. ¿No llegamos tarde o sí?
La familia de Mu-Cheng también había llegado. Su madre dio un paso al frente para felicitarla con una sonrisa. Mu-Cheng y Ye Fan también saludaron a su tía con cariño.
—No importa que hayan llegado tarde. Es inútil que hayan venido —respondió de manera cruel a sus saludos, la sonrisa de Wang Qiao-Yu desvaneció en cuanto vio a la familia de Mu-Cheng. Simplemente ignoró la muestra de cariño de parte de Mu-Cheng y Ye Fan.
—¿Quién les pidió que vinieran? Y te atreviste a traer a ese pedazo de escoria. ¿Acaso nos quieres avergonzar?
Aunque Wang Qiao-Yu tenía un mal carácter, no hizo nada indignante. Pero Qiu Mu-Ying era joven y atrevida, así que no le prestaba mucha atención a las normas de la sociedad. Su disgusto por Ye Fan superaba a todo lo demás. Se soltó con un berrinche sin importarle la presencia de los invitados y los ancianos. En la Familia Qiu, Ye Fan era un motivo de deshonra. Se le tenía poca consideración a la familia de Qiu Mu-Cheng porque tenía un yerno bueno para nada como él.
—Ying-Ying, guarda silencio. Presta atención a tu alrededor —Wang Qiao-Yu jaló a su hija a un lado y aceptó con indiferencia el regalo ofrecido por la familia de Mu-Cheng. Sin ofrecer guiarlos, los dejó para que encontraran su mesa por sí mismos—. Vigila la basura, no lo dejes avergonzar a nuestra Ying-Ying —no pudo evitar decirlo sin insultarlo.
—En esta familia son cuatro, ¿solo pudieron juntar esta cantidad de dinero? Es obvio que están aquí para aprovecharse de nosotros. Sinvergüenzas — se escuchaba con claridad la voz de disgusto de Qiu Mu-Ying detrás de ellos.
La cara de Qiu Mu-Cheng se puso pálida de ira y Han Li podía sentir su corazón latir, pero ignoraron el insulto y mantuvieron la paz. Después de todo, de los 5 hermanos Qiu, esta rama de la familia era la peor y su yerno era el más inútil. Sin ni siquiera poder tener dinero que los respalde, solo podían aceptar su lugar en silencio.
De repente, se escuchó una conmoción desde afuera de la puerta. Un Benz conducía hacia la entrada, una joven en un vestido largo salió agarrada de la mano de su acompañante. Cuando la vieron, Wang Qiao-Yu y Qiu Mu-Ying sonrieron con alegría. El disgusto aparente en sus rostros casi desapareció por completo. Tanto madre e hija corrieron a la entrada a recibir a sus invitados.
—Mu-Hong. Cuñado por fin has llegado. Te hemos estado esperando —Qiu Mu-Ying sonrió con cariño—. Es por aquí…Oh Dios, ¿por qué compraste tantos regalos? Eres demasiado amable.
—Vengan a ayudar a mi sobrino político —dijo Wang Qiao-Yu que también estaba ansiosa de complacerlos.
Aunque Qiu Mu-Cheng y su familia eran parientes de sangre, la diferencia en cómo los trataban a ellos era bastante evidente. La injusticia revolvía sus corazones como un cuchillo.
Quien había llegado era Qiu Mu-Hong, la hija del quinto hermano. Debido a que se encontró a un esposo excelente, el Grupo Qiu no podían dejar de lamerle las botas a ella y su familia.