—Usted debe ser el señor Chu, el hombre que mató a mi nieto y causó tal conmoción en Jiangdong. No puedo creer que haya logrado obligar a todo un ejército a someterse a usted. Es usted muy especial, ¿no es así, señor Chu?
Era la primera vez que Lu Cang-Qiong conocía a Ye Fan en persona. Sin embargo, a veces, sólo hacía falta una mirada para discernir la identidad de alguien. Los gestos que hacían y el aura que desprendían en ese momento era todo lo que uno necesitaba ver.
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