Chen Nan no era tonta, no lo podía decir en voz alta, pero sabía lo que en verdad estaba sucediendo. Había tolerado su comportamiento hasta ese momento porque no quería poner a los otros tres en un apuro, pero ahora que se trataba de sus propios principios de vida, Chen Nan ya no iba a pasarlos por alto.
—Nannan, tú... ¡estás siendo una tonta! —El profesor An comenzó a enojarse y a ponerse ansioso cuando vio su reacción.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread