—¿Se han acostado juntos? —tartamudeó Jack, con los ojos muy abiertos de horror—. ¡Imposible! Me niego a creerlo. Tú no harías esto. Sólo dices estas cosas para que me rinda ante ti, ¿no es así?
Las palabras de He Yurou habían tocado la fibra sensible de Jack. Su apuesto rostro se contorsionó de dolor mientras la agarraba del brazo con urgencia.
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