Tras un largo periodo de silencio, el joven que se alzaba orgulloso contra el sol poniente fue incapaz de soportar las heridas de su cuerpo. Su cuerpo se estremeció y roció una gran bocanada de sangre. El color rojo brillante que rociaba el aire era aún más deslumbrante que los rayos del sol.
El propio Ye Fan se desplomó como las hojas que caen en otoño. Estaba muy cansado. No sólo en lo físico, sino también en lo emocional. Todo lo sucedido durante ese tiempo había supuesto un terrible golpe para él.
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