¡Zas!
El ambiente era tenso, como el agua hirviendo. Después de un largo rato, la tormenta amainó y todo volvió a la normalidad. Sin embargo, la figura seguía levitando. Era como un rey mirando a sus súbditos, dominante y digno. Al mismo tiempo, se notaba la confianza y la mirada ambiciosa que se expresaba en su rostro. Entonces, su voz resonó en toda la zona.
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