Pero claro, Qiu Mu-Cheng y Ye Fan no sabían que hace media hora, Qiu Mu-Ying y su familia ya habían ido al mostrador del primer piso de la Sala Shanshui e insistieron en que el personal del mostrador les diera la jadeíta.
—Señorita, lo siento mucho, pero nuestro reglamento estipula que aparte de la persona real, nadie más puede recoger el artículo en su nombre. Después de todo, usted puede decir que es la hermana de esta persona, pero cualquiera puede decir ser su hermano o algún otro pariente. Pero sin ninguna prueba concreta, tampoco podemos verificar esto —explicó educadamente el personal a Qiu Mu-Ying.
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