Tang Yun se juró a sí misma que no volvería a dejarse llevar por las emociones. Predominando la determinación desencadenada por la desesperación, se marchó y volvió a la residencia Chu.
En cuanto a Ye Fan, no volvió a pisar el lugar. Nadie era consciente de su absoluta desesperación y de su furia hirviente en ese momento. Nunca se le ocurrió que pudiera ser tan bajo y despreciable a los ojos de Tang Yun.
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