En cuestión de segundos, Tang Yun dio siete golpes de espada en rápida sucesión. El poder de sus ataques, aparentemente interminables, envolvió la zona.
Era como si el Monte Yunding se hubiera convertido en un mar resplandeciente en un abrir y cerrar de ojos, pues el brillo de la espada iluminaba todo. La energía de la espada se podía encontrar en cada rincón de la tierra.
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