En ese momento crítico, Ye Fan notó unas brillantes gotas de lágrimas que salían de los hermosos ojos de Tang Yun. Algunas de ellas salieron despedidas por el fuerte viento antes de golpearlo en la cara. Sus lágrimas eran tan frías como el hielo, y por un breve momento, Ye Fan sintió como si su corazón frío como una piedra hubiera sido golpeado por un mazo. Su cuerpo empezó a temblar y la mirada decidida de sus ojos empezó a flaquear. Meng Wanyu acababa de llegar a la escena, y lo primero que vio fue a Tang Yun a punto de ser golpeada por el ataque de Ye Fan.
—¡No lo hagas, Ye Fan! ¡No mates a mi maestra! —gritó con lágrimas en los ojos mientras corría hacia Tang Yun.
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