Ye Fan dijo esas palabras como si solo estuviera bromeando. Pero incluso a él le resultaba difícil imaginar cómo la diosa de Yunzhou, cuyo nombre podía sacudir a Jiangdong y al director ejecutivo del Grupo Hongqi, a quien Li Er trataba como su mayor enemigo, era ahora una joven tan linda y tímida. Li Er y el resto nunca le creerían si les contara sobre esta escena.
Xu Lei se sonrojó y sonrió, pero no dijo nada. Ella solo refunfuñó un poco en su corazón.
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