En un instante, todo el restaurante se sumió en un silencio sepulcral. El silencio que los envolvía los hacía sentir como si estuvieran en el infierno. Sólo el anciano vestido con una túnica se encontraba en la oscuridad y miraba a todos de forma siniestra. Entonces su voz maligna resonó en el aire.
—Díganle a Ye Fan. Lo esperaré en el Lago Dongchang dentro de diez días. Si no aparece, ¡Jiangdong acabará como esta mesa!
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