―Ye Fan, ¿a dónde vamos? ¿Nos vamos de China? ―preguntó Angie.
Él, que estaba al volante de un coche deportivo, pisó el acelerador mientras aceleraban por la autopista. Como un rayo, el reluciente coche rojo pasó a todos los demás vehículos, dejándolos atrás. Resultó que había conseguido que Li Er le asegurara el coche antes del viaje.
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