Antes de que Ye Qingtian pudiera permanecer aturdido por mucho tiempo, Huangniu había abierto los ojos al escuchar las palabras del Dios de la Guerra. Al instante pateó con su pezuña la cara de Ye Qingtian.
—¡Tú eres el que ha sido criado por Ye Fan! Yo fui criado por la naturaleza. ¡Él no tuvo nada que ver! ¿Alguna vez he confiado en él para que me mantuviera? —Huangniu estaba furioso.
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