En medio de su conmoción, Jiang Yu-Lang y los demás se giraron para mirar a las personas sentadas en el centro del restaurante. Incluso Ye Yu-Yan se giró de forma inusual y sintió una clara curiosidad por la elegante mujer a la que todos trataban con el máximo respeto.
Ye Jian casi quería acercarse y ofrecer a la joven un brindis. Aunque no fuera capaz de salir con una belleza deslumbrante como ella, no había nada malo en que se conocieran.
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