En un instante, aquellos millones de hilos de seda, como una red a prueba de fugas, se extendieron hacia el frente. Los dos seres de piedra blanca y negra, aparentemente ajenos a cualquier peligro inminente, cargaron contra la red formada por los hilos.
—¡Jajaja! ¡Esto es lo que significa caer en la trampa! —Ye Fan estalló en carcajadas. Al fin y al cabo, las marionetas sin conciencia sólo saben seguir ciegamente las órdenes de su amo. Tal vez, en su opinión, podrían atravesar cualquier cosa en este mundo con su propia fuerza bruta.
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