Para servir como anciano en la Secta Chu, uno tenía que ser al menos un gran maestro. En otras palabras, lo más probable es que el anciano fuera un gran maestro.
Los grandes maestros eran como excepcionales dragones, y ya eran algunos de los luchadores más fuertes de Canadá. Por ello, los artistas marciales canadienses se sorprendieron al ver a un gran maestro cara a cara.
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