—Tú… —El Sexto Anciano se estremeció mientras miraba al joven frente a él.
Era como si estuviera tratando de expresar algo que le molestaba. Sin embargo, no lo consiguió. El respetuoso anciano de la Secta Chu finalmente encontró su final al desplomarse con un estruendoso golpe. Sus charcos rojos de sangre en el suelo formaban una escena petrificante. Los poderosos luchadores de la familia Chu, que se encontraban a poca distancia, se quedaron inmóviles como estatuas. Apenas podían creer lo que acababan de presenciar con sus propios ojos. Después de todo, todo sucedió demasiado rápido. El Sexto Anciano encontró su fin en un lapso tan corto después de la aparición del joven. Por no hablar de que el Sexto Anciano ya había sido rematado cuando estaban a punto de poner sus ojos en el misterioso joven. El formidable oponente los hizo entrar en un frenesí.
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